Tanto la autoridad, a través de Corfo, como una gran cantidad de establecimientos educacionales están apostando por generar destrezas y habilidades de emprendimiento en el sistema educacional chileno.
En los últimos años el emprendimiento y la innovación han pasado a ser un tema país. Distintos tipos de iniciativas, tanto público como privadas, se han comenzado a vincular fuertemente con este ecosistema. Y también han empezado a irrumpir iniciativas que centran su foco en el trabajo con escolares.
Felipe Jara, subgerente de Emprendimiento de Corfo, señala que es el mejor camino para aportar al desarrollo del país. «Se requiere desde el comienzo trabajar con los jóvenes. Y qué mejor que en edad escolar. En esa etapa es más fácil crear en ellos conciencia de trabajar en red y desarrollar habilidades».
Aníbal Pinto, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, dice que los alumnos en etapa escolar son más receptivos para adquirir competencias propias vinculadas con el emprendimiento. «Como el liderazgo, trabajo en equipo, diseño y defensa de proyectos, y, por supuesto, la creatividad y generación de ideas de negocios».
Oskar Recabarren, director Emprendejoven Regional Magallanes, indica que el sistema educacional actual «aún existe una asignatura pendiente en relación con el desarrollo de habilidades blandas, las que son importantísimas y absolutamente necesarias para un emprendedor, entendiéndose al emprendimiento no solo como una herramienta mercantil para crear empresas, sino como una forma de actuar frente a la vida».
Aníbal Pinto manifiesta que a través del concurso nacional de emprendimiento escolar para estudiantes de enseñanza media, desarrollado por USS Venture Lab, han detectado que aun cuando el emprendimiento como disciplina no está tan difundido a nivel escolar, hay un enorme interés por el tema.
Las iniciativas
Un claro ejemplo es lo que está desarrollando en distintos establecimientos educacionales Innovacien a través de su proyecto «Fomentando la creatividad y emprendimiento escolar», el cual se compone de diversas etapas. La primera de ellas es la aplicación de un instrumento para medir el clima innovador existente en los establecimientos, luego se capacita a los docentes en el uso de metodologías innovadoras y las herramientas tecnológicas según las necesidades del proyecto. Finalmente se acompaña a los docentes en el aula para así facilitar los aprendizajes de los estudiantes y apoyar el empoderamiento docente. La duración es de aproximadamente un año de trabajo con los distintos actores educativos para finalizar con un concurso de emprendimiento juvenil donde los estudiantes realizan un Pitch con sus respectivos proyectos.
Otra iniciativa que ha tenido una buena acogida en Chile es el proyecto Design for Change Chile, que corresponde al capítulo local de una iniciativa global presente en alrededor de 30 países del mundo. Natalia Allende, directora de la iniciativa, indica que el proyecto se basa en la metodología del design thinking , un proceso creativo y radicalmente colaborativo para encontrar soluciones a desafíos.
«En nuestra metodología, usamos cuatro pasos muy simples: Siente, Imagina, Haz y Comparte. Todo con el fin de que los niños y jóvenes en edad escolar, acompañados por un mentor (muchas veces su profesor), se hagan conscientes de su entorno de manera profunda. Además, identifiquen distintas problemáticas que quieren resolver, diseñen e implementen soluciones. Finalmente, crean un video que narra su historia de cambio. Con esto, ellos reflexionan en torno a sus logros y la experiencia.
Felipe Jara señala que a fines de abril Corfo aprobó los proyectos de la primera convocatoria 2015 del Programa de Apoyo al Emprendimiento y la Innovación (PAEI). El ejecutivo señala que llegaron 203 postulaciones, de las cuales se aprobaron 63 iniciativas. De éstas, 14 correspondieron a proyectos de «Educación Emprendedora Escolar». Dado el éxito, el ejecutivo anticipa que para el segundo semestre harán un llamado específico enfocado solo a proyectos de emprendimiento escolar.
Fuente: Economía y Negocios
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