El Banco Mundial presentó un informe llamado “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”. El nombre es un poco lapidario, pero al mismo tiempo es el cruel reflejo de la situación en América Latina respecto al crecimiento y desarrollo de los negocios y empresas en base a la innovación, la ciencia y la tecnología.
La primera parte del nombre, la de “muchas empresas”, se ve sustentada en base a la misma información revelada en el informe. El estudio precisa que América Latina y el Caribe es una región de emprendedores, pues la tasa per cápita de propietarios de negocios es mayor que en otras regiones con ingresos similares.
La segunda parte, la de “poca innovación”, también es real: uno de cada tres trabajadores en la región es autónomo o un pequeño empleador, pero el problema es que la mayoría siguen siendo muy pequeños incluso tras décadas de operación. O sea, están estancadas.
Existe otro factor preocupante, que además contribuye a un círculo vicioso difícil de romper: los graduados universitarios en ciencia y tecnología y los ingenieros escasean en América Latina.
Sin embargo, en Chile tenemos una oportunidad inmejorable para solventar estas necesidades y posicionarnos sólidamente como un país emprendedor e innovador: el futuro Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
Las cifras revelan que al chileno aún le gusta emprender, que ve en esta alternativa una forma de capitalizar oportunidades. Así, el futuro Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología tiene mucha materia prima de calidad con la cual trabajar.
Esta tan esperada institucionalidad tiene la oportunidad de tomar esa materia prima presente en nuestro país, y mezclarla con una cultura innovadora fundada en recursos y trabajo serio y de largo plazo, rompiendo así la tendencia al estancamiento que presenta el continente, de la cual Chile igual forma parte.
Fuente: Estrategia
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